UNIVERSO HOLOGRAFICO (COMPROBADO)

GEO 600 detecta un extraño sonido que ratifica la teoría del Universo Holográfico

El detector de ondas gravitacionales GEO 600, de Hanóver, en Alemania, registró un extraño ruido de fondo que ha traído de cabeza a los investigadores que en él trabajan. El actual director del Fermilab de Estados Unidos, el físico Carl Hogan, ha propuesto una inteligente explicación para dicho ruido: proviene de los confines del universo, del rincón en que éste pasa de ser un suave continuo espacio-temporal, a ser un borde granulado. Dicho ruido es la primera prueba empírica de que vivimos en un universo holográfico, asegura Hogan.  
A partir de este revelador descubrimiento las siguientes pruebas se harán en total confidencialidad. 
Gigantesco holograma cósmico 
Un perturbador ruido detectado por el GEO 600 trajo de cabeza a los investigadores que trabajan en él, hasta que un físico llamado Craig Hogan, director del Fermi National Accelerator Laboratory (Fermilab), de Estados Unidos, afirmó que el GEO 600 se había tropezado con el límite fundamental del espacio-tiempo, es decir, el punto en el que el espacio-tiempo deja de comportarse como el suave continuo descrito por Einstein para disolverse en “granos” (más o menos de la misma forma que una imagen fotográfica puede verse granulada cuanto más de cerca la observamos). 
Asegura Hogan, “parece como si el GEO 600 hubiese sido golpeado por las microscópicas convulsiones cuánticas del espacio-tiempo”. El físico afirma que se ha encontrado la evidencia necesaria para afirmar que vivimos en un gigantesco holograma cósmico. 
La teoría de que vivimos en un holograma se deriva de la comprensión de la naturaleza de los agujeros negros y, aunque pueda parecer una teoría extraña para el neófito, tiene una base teórica muy firme.
Los hologramas de las tarjetas de crédito y billetes están impresos en películas de plástico bidimensionales. Cuando la luz rebota en ellos, recrea la apariencia de una imagen tridimensional. En la década del 90, el físico Leonard Susskind y el premio Nobel Gerard ‘t Hooft descubrieron que el mismo principio podría aplicarse a todo el universo. 
Unidades de información 
Según este descubrimiento, nuestra experiencia cotidiana es una proyección holográfica de procesos físicos que tienen lugar en una lejana superficie bidimensional. Desde hace algún tiempo, los físicos han mantenido que los efectos cuánticos podrían provocar que el continuo espacio-tiempo convulsionara descontroladamente a escalas muy pequeñas. A estas escalas, la red espacio-temporal podría granularse, y estar compuesta de diminutas unidades (similares a los píxeles) de un tamaño de aproximadamente cien trillones de veces el tamaño del protón. 
Si el ruido captado por el GEO 600 ha registrado grandes convulsiones, según Hogan, la descripción del espacio-tiempo cambiaría radicalmente. Eso supondría considerar el espacio-tiempo como un holograma granulado, y describirlo como una esfera cuya superficie exterior estaría cubierta por unidades del tamaño de la longitud de Planck (distancia o escala de longitud por debajo de la cual se espera que el espacio deje de tener una geometría clásica). 
Cada una de estas “piezas” del mosaico universal sería, asimismo, una unidad de información. Y, según el principio holográfico, la cantidad total de información que cubre el exterior de dicha esfera habría de coincidir con el número de unidades de información contenidas en el volumen del universo. 

Detección posible 
Teniendo en cuenta que el volumen del universo esférico sería mucho mayor que el volumen de la superficie exterior, este galimatías se complica aún más. Pero Hogan también señala una solución para este punto: si ha de haber el mismo número de unidades de información o bits dentro del universo que en sus bordes, los bits interiores han de ser mayores que la longitud de Planck. “Dicho de otra forma, el universo holográfico es borroso”, explica el físico.
El GEO 600 ha podido registrar la longitud de Planck porque la “proyección” holográfica de la granulosidad es mucho mayor, de alrededor de entre 10 y 16 metros.
Lo que ha detectado el GEO 600, en definitiva, es la borrosidad holográfica del espacio-tiempo, desde el interior de este universo holográfico. 
Descubrimiento inconveniente
Este es un descubrimiento fundamental, sin precedentes en la historia de la física, que probablemente será "encubierto" adrede por cuestiones cuasi "religiosas". 
Hoy en día la sensibilidad del GEO 600 ha sido modificada hacia frecuencias incluso más altas, con la intención de seguir avanzando más allá del holograma. 
Los científicos consideran que el GEO 600 es el único experimento del mundo capaz de probar que estamos dentro de una ilusión. 

Al fin de cuentas, esto ya se conocía desde la antiguedad. En el hinduismo y también en el budismo, desde hace miles de años se viene diciendo que estamos atrapados en maia, el mundo de la ilusión.