EL UNIVERSO NO DEBERIA EXISTIR






El descubrimiento del bosón de Higgs hace casi un año ha metido en la física teórica una importante problema: Este problema es que la estabilidad de nuestro entendimiento del universo es inconsecuente con el universo mismo. En otras palabras, según este importante descubrimiento; "el universo no debería existir".

El bosón de Higgs fue confirmado estadísticamente el año pasado para alegría de la comunidad científica y perplejidad de los neófitos. Una clara noche de julio del 2012 un grupo de físicos aplaudieron la noticia de que Higgs llevaba medio siglo teniendo la razón, de que había algo capaz de hacer que las partículas elementales adquirieran masa, lo que les permitía congregarse para formar galaxias o seres humanos. Pero este –el principio fundador del universo como lo conocemos– no es el fin de la historia.

En una conferencia reciente en la Universidad de Columbia, el físico de Princeton Nima Arkani-Hamed, desarrolló algunas de las implicaciones contradictorias del descubrimiento producido por el gran colisionador de hadrones resumiéndolo en una fórmula sintética, no exenta del vértigo de la poesía: “El universo es inevitable. El universo es imposible.”

El problema radica en que, para que el bosón de Higgs tuviera sentido con respecto a la masa o su equivalente energético, el colisionador debió encontrar otras partículas, pero no encontró ninguna. A pesar de la precisión de las ecuaciones modernas, explicó Arkani, que pueden compensar por variables no explícitas (como el bosón de Higgs antes de la confirmación de su existencia), algunas constantes como la masa misma del bosón de Higgs son distintas a las que se esperaría según las leyes bajo las cuáles las teorías fueron cimentadas.

Dicho de manera breve, si la teoría es acertada, la probabilidad misma de la vida en el universo sería una imposibilidad total. Tal vez sea buen momento de contraponer la indeterminación de Heisenberg a nuestra idea de la naturaleza como una constante armónica y considerar seriamente la idea de que hay leyes que se comportan de manera arbitraria también. O que el universo es un capricho caótico de alguna inteligencia manipuladora que hace y deshace a su antojo. 

El físico Nathan Seiberg agregó: “Hace 10 o 20 años, yo era un firme creyente en la ‘naturaleza’ [naturalness]. Ahora no estoy tan seguro. Mi esperanza es que aún haya algo en lo que no hayamos pensado, algún otro mecanismo que pudiera explicar todas estas cosas. Pero no veo cuál pueda ser.”

Una de las teorías en física que ávidamente levantan la mano para tratar de formular respuestas ahí donde otras fallan es la teoría de supercuerdas. Según esta, con la existencia de una cantidad indefinida de universos, podría explicarse que existan universos en los cuáles la vida es imposible –es decir, donde las leyes físicas, según las entendemos actualmente, serían consistentes– y otros universos "imperfectos" –como este– donde la vida existe como una caprichosa anomalía o aberración demiúrgica.