COMPRUEBAN LA EXISTENCIA DE UN CAMPO ENERGÉTICO QUE ENVUELVE AL SER HUMANO

Nuestro cerebro no sólo registra información de lo que pasa en nuestro cuerpo, también monitorea la actividad del espacio a nuestro alrededor. Desde hace algunas décadas, los neurocientíficos saben que el cerebro guarda representaciones de esta área que recibe el nombre de “espacio peripersonal” y nos permite tomar los objetos que están a nuestro alcance, así como protegernos. De hecho, algunas personas que sufren embolias en la parte posterior del lóbulo parietal derecho no pueden percibir estímulos peripersonales del lado izquierdo de su cuerpo.

Pero un nuevo estudio indica que además somos capaces de percibir el campo electromagnético que rodea al cuerpo y no es visible al ojo humano. Dicho estudio tomó un experimento estándar y lo modificó para probar esta capacidad de la percepción. En la forma tradicional de este experimento, el voluntario se sienta con su mano derecha fuera de su vista junto a una mano de plástico. Luego los investigadores tocan con una brocha tanto su mano como la artificial. Cuando los investigadores tocan simultáneamente tanto la mano del participante como la mano de plástico junto a él, se crea una ilusión que lleva a los participantes a sentir el toque de la brocha sobre la mano de plástico como si les perteneciera. Lo cual no sucede cuando la mano de plástico está demasiado lejos del voluntario.

El nuevo estudio que involucró a más de 100 voluntarios implicó un cambio: los investigadores nunca tocaban la mano de plástico directamente. En lugar de eso movían la brocha arriba de ella, al mismo tiempo que aplicaban la brocha a la mano verdadera. Esto quiere decir que cada voluntario sentía el toque de la brocha en su mano pero veía una brocha moviéndose 10 centímetros por encima de la mano de plástico. La mayoría de los participantes reportaron sentir lo que describieron como “una fuerza magnética” o “un campo de fuerza” entre la brocha y la mano de plástico, que además sentían como propia.

Los investigadores notaron que esta "ilusión" se rompía si la distancia entre la brocha y la mano de plástico excedía los 30 centímetros. Dicha distancia parecía el límite de percepción de espacio peripersonal desde cualquier parte del cuerpo. Por otro lado la ilusión también desaparecía si había una barrera de metal entre la brocha y la mano. De acuerdo al investigador de la Universidad de Princeton Michel Graziani: “Este es un estudio magnífico. Durante décadas la neurociencia de los lóbulos frontales y parietales nos ha dado conocimiento de un margen de seguridad alrededor del cuerpo. Ahora hemos encontrado una forma ingeniosa de registrar ese fenómeno a través de una ilusión que se puede implementar fácilmente en un laboratorio”.

El descubrimiento se vuelve aún más interesante cuando consideramos que diversas civilizaciones antiguas han hecho referencia a un campo de energía alrededor del cuerpo o aura. Así como hablada de su profunda relación tanto con la parte más densa y física de nuestro ser como con nuestra parte más sutil. Al parecer la ciencia está encontrando formas de volver a conectarnos desde una nueva perspectiva con conocimientos ancestrales.

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Fuente: The Spirit Science