EL PROPOSITO


Una de las cosas que nos define la realidad "irreal" tal como la conocemos es la percepción de la continuidad de espacio-tiempo. Solemos distinguir lo que es sueño de lo que es "aparente realidad" cuando estamos en estado de vigilia.

Nuestra "ilógica" lineal y percepción material, entre otras cosas, sirven para coordinarnos en un universo cuántico de posibilidades finitas. Cuando estamos en estado de vigilia nos situamos entonces en el “colapso de la materia” como dicen los físicos cuánticos y no en ondas de posibilidades como supuestamente ocurre en los sueños.

Cuando suponemos estar despiertos en el universo atómico, la cuestión, a saber, es que absolutamente todos los escenarios que vivenciamos dependen cuasi únicamente de la pseudodecisión de la mirada del observador. Éste "elige" (inconscientemente) lo que va a “colapsar” en un evento material atómico, o sea, en un algo "físico". Tanto las ondas, que por la mirada del observador se organizan en eventos probables, como el colapso de la disposición de las ondas (pre-realidad material) forma parte de actitudes altamente creativas de La Mente.

Dentro de esa percepción, el consenso colectivo tiene enorme responsabilidad para que la realidad física sea como es. Aunque esta elección es sonámbula o inconsciente, está en todo momento verificándose y es poderosa. Somos todos co-responsables por los acontecimientos de nuestra realidad, y asimismo por el status físico del universo. Estamos mentalmente interconectados en un amplio proceso co-creativo de manifestación "guiados" por una especie de conciencia manipuladora.

Si tú por casualidad no sabes lo que quieres, si te sientes incómodo con los rumbos de las situaciones que te toca vivir, es muy probable que seas una conciencia contaminada ayudando inconscientemente a fortalecer el “colapso” de un sueño que no es el tuyo.

O sea, si no estás "despierto" y alineado contigo mismo, existe la certeza de que te sientes infeliz, viviendo un permanente desvío de tu verdadero Ser. Puede que en este momento tu vida no tenga el menor sentido, solo por la falta de capacidad para encontrarte con tu "verdadero Ser", por la falta de conocimiento sobre cómo encaminarte a ti mismo y sobre todo, de honrarte y ser libre.

Una de las metas espirituales de todo Ser es el desarrollo del control deliberado de nuestras existencias, o sea, la conciencia sobre qué es lo que nuestro Espíritu es capaz de manifestar. 

Lo que da sentido a nuestra existencia (muchas veces tortuosa) es la cuestión principal del Espíritu (verdadero Ser) y es justamente lo primero que debemos hallar. Una vez contactado y por ende conectado, debemos hacerlo valer por lo que realmente es.

Evita a través de férrea voluntad, por tanto, cometer equivocaciones basadas en "los deseos", pues los más variados rumbos de vida nos son ofrecidos desenfrenadamente. Desde los que tienen algún mínimo sentido, hasta los que están literalmente fuera de toda razón… Seducción y desorientación sobre lo que es importante seguir, no faltan. Dogmas religiosos, sociales, patrióticos, económicos, más estrategias de marketing que nos taladran la conciencia día a día, en fin, todo parece ser una venta y/o imposición sobre cómo deberías llevar a cabo la experiencia en tu jornada "atómica" terrena.


Algunas orientaciones filosóficas pueden mostrarnos el verdadero camino "hacia nosotros mismos"  y esencialmente "donde es que estamos", pero desgraciadamente cada vez son más "tapadas" (adrede) por el sistema.











Como bien sabemos, casi todo es imposición de metas y reglas, y a veces se hace difícil discernir entre lo acertado y lo erróneo, y peor, entre lo que juzgamos correcto pero no es lo adecuado para nosotros. 

Se viven las más diversas crisis cuando tomamos el camino hacia nuestra independencia ya que el sistema se disgusta con nosotros, volviéndose a veces aterrador.
Parece como si estuviésemos en un terremoto en que se van ciertas personas de nuestras vidas, nos mudamos de casa, de país, de profesión, de pareja, etc. Retrasando de esta manera la llegada de "lo propio" que nos espera un paso más allá. Incluso cuando se anhela la manifestación del sentido mayor, puede que al principio no consigamos ver nada con claridad. Miedo, dolor y desesperación frecuentemente oscurecen la real realidad que se manifiesta fuera de la ilusión. Pocos y fuertes son los que comprenden el proceso con mente abierta y optimismo, postura esa más alineada con el verdadero principio del Ser.

Podemos citar los más variados ejemplos. Desde personas que "se aseguraron la gracia divina" (del sistema), evitando la transformación liberadora hacia lo que realmente son y que literalmente aún siguen sufriendo por esto. Hasta las personas que se abrieron a "la real realidad" y lograron transitar el sorprendente camino del solitario despertar, encontrando en la sabiduría el sustento hacia lo increado.

No es sencillo ni fácil el camino de liberación y rescate de sí mismo, pero invariablemente, deberá ser contemplado como "el propósito".


Autor: Fernando Fernandez